En Chile El
deporte y la Actividad física es una área discursivamente de mucho interés, pero
que hace años que no cuenta con un
impulso que entregue real significancia a su práctica, reflejada por medio de la instalación de políticas públicas
que permitan salir del histórico estado de inercia (en una perspectiva global) de
esta actividad. Con suerte, suele ser utilizada como una carta propagandista de
nuestros gobiernos, de casi siempre poco alcance temporal y de
escaza profundidad en cuanto a contenido, aprovechando con dificultad los
estallidos ocasionales de éxito, generados por el trabajo puntual y particular
de un equipo o deportistas individuales, que nada tienen que ver con políticas,
planes y estrategias de desarrollo. Claramente hay excepciones, pero son solo
eso y nada más.
Quedarse en esta
dinámica por parte del Estado no ha significado grandes costos para los
tomadores de decisión en los diferentes Gobiernos, esto porque favorablemente
para aquellos que sostienen el modelo de desarrollo socioeconómico en Chile, el
Deporte y la Actividad física se asimilaron sin mas problema en un fructífero
bien de consumo o una moneda de cambio para grandes empresas, que a través de
su cuestionable “responsabilidad social
empresarial”, aporta unos cuantos pesos, los cuales a demás se transfieren sin
problema a sus propios objetivos de marketing, sin dejar de mencionar las
exenciones tributarias de las cuales también son beneficiarios. Pero para las comunidades,
clubes de barrios, deportistas en formación o proyección competitiva muy pero
muy poco.
Sin duda la
responsabilidad es compartida, en el entendido que son las condiciones,
“exigencias” y normativas que hoy permiten este tratamiento por parte de la Institucionalidad.
Una institucionalidad que se ha planteado en busca de una perspectiva de
modernización de la actividad, la cual, no ha significado más que la
privatización y la mercantilización de la actividad deportiva, lo cual es
atentatoria contra en deporte y actividad física entendida y valoradas como un
derecho esencial para el desarrollo humano.
Claro que en
algunas dimensiones hay avances, el problema es que, si estos los colocamos en
el análisis en función del tiempo y las crecientes necesidades, se hacen muy
pequeños y poco trascendentes por mucha importancia que en un momento puntual hayan
logrado generar.
Una
Posibilidad
En el contexto
actual, donde no solo hay cambio de gobierno, uno que plantea una visión de
país sustentada en los derechos sociales y el buen vivir como objetivo estratégico,
pero también en el centro de un proceso constituyente donde se busca avanzar en
un modelo de país que entregue dignidad, justicia y desarrollo a todas las
personas de nuestro país, el Deporte y la Actividad física debiera tener un
tratamiento distinto. Ya hay algunos avances, pero se requiere más.
Requerir más,
no es necesariamente el aumento significativo de recursos, los cuales sin duda serían
muy bien recibidos por esta actividad. Pero más recursos sin foco estratégico, solo
es profundizar en las lógicas actuales. Requerir más pasa en una primera
dimensión por el gran desafío de darle “sentido” a esta actividad. Construir
una perspectiva estratégica que permita entender que su valor no puede ser meramente
instrumental y productivo, si no que efectivamente se asume su poder e
influencia en el desarrollo de la cultura, con ello en las relaciones y en la
capacidad de incidir en la perspectiva de calidad de vida o bienestar humano.
No basta con el desarrollo del musculo, el desafío es construir desde el
Deporte y la Actividad Física una cultura Popular Activa, Participativa e
Integralmente Saludable (social, físico, mental, emocional y moral). Y esto en
ningún caso excluye o le quita valor a los ejes estratégicos y transversales
que hoy articulan la política nacional del deporte, por el contrario, les da
sustento y coherencia con perspectiva de futuro y con compromiso transformador.
No basta entonces solo con ampliar su
cobertura (algo necesario si hablamos de derecho al deporte), el desafío
principal es establecer el deporte, la actividad física, la recreación y todas
las practicas corporales como un bien socio cultural dispuesto para aportar al
desarrollo integral personal y comunitario, capaz de articularse como una
herramienta socio educativa para contribuir al camino de transformación socio
cultural que Chile definió iniciar. Y en
esta perspectiva debe entrar todos los ámbitos que son parte o interactúan en
esta dimensión; los medios de comunicación, el deporte profesional, la estructura
del deporte federado, las políticas del deporte escolar, las orientaciones de
los programas públicos deportivos, los focos de acción de las políticas
comunales (donde las hay), los criterios y mecanismos de apoyo a las
organizaciones deportivas, reglamentos y bases de fondos concursables, etc,
etc, etc.
No puede
tratarse solo de una declaración de principios, es deber de la
institucionalidad deportiva actual, modificar la estructura y el sentido de las
políticas públicas deportivas vigentes, donde los énfasis se encuentren armonizadas
hacia este enfoque. Entender que los énfasis de la gestión pública del deporte,
en todos sus niveles y ejes, debe propender hacia la integración de todos los
sectores de la sociedad, con énfasis a los sectores mas vulnerables. Debe
priorizar el apoyo a organizaciones deportivas que cumplan de forma efectiva no
meramente declarativa un rol social, debe comprometerse con el proceso de formación,
desarrollo y competencias de deportistas en condiciones dignas en todos los
territorios, rompiendo con las actuales barreras que condicionan a cientos de
jóvenes por vivir en comunas alejadas de sus capitales regionales, debe influir
en la construcción de un nuevo curriculum de educación, donde se valore las
practicas corporales como una herramienta efectiva para el desarrollo de las
múltiples dimensiones humanas, debe apoyar, acompañar el proceso de fijación de
objetivos, normar y supervigilar el funcionamiento de organizaciones deportivas
intermedias y finales ( asociaciones y federaciones) pues son hoy, responsables
absolutos de los progresos o retroceso del deporte competitivo, reorientar el
objetivo y los mecanismos de la ley de donaciones con el propósito que
contribuya efectivamente donde se requiera y no en buenos productos del deporte
comercial, entre otras acciones
necesarias y urgentes.
Las tareas son arduas, necesarias y
urgentes, si se prende hacer de esta actividad humana una herramienta para el
progreso, el desarrollo y la calidad de vida. ¡El tiempo es hoy!
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