La AF y el Deporte en Chile nuevamente se encuentran a la deriva, esta vez en el contexto mundial de pandemia producto del covid 19. A la deriva por la larga inercia de casi un año, que mantuvo a la actividad totalmente paralizada producto de la política global de restricciones de movilidad y sobre todo de interaccion social y contacto físico, pero también, luego de la autorización progresiva para su retorno, con constantes modificaciones, exigencias arbitrarias y garantías elitistas, que una vez mas demuestran la incapacidad ministerial de instalar la importancia de esta actividad humana en su real importancia y profundidad para el desarrollo y la salud integral del ser humano y la sociedad y no solo como un pasatiempo hedonista, elitizado y productivo.
Como antecedentes podemos mencionar
algunos hitos que se fueron produciendo en este contexto, los cuales reflejan
la fragilidad en la cual se cimenta la pomposa retórica de la valoración de la
AF y el Deporte por parte del Ministerio.
A comienzos de marzo del 2020
cientos de profesionales del deporte y la AF se encontraron con la notica que
eran descontinuados por el Instituto Nacional del Deporte debido al ingreso del
país a confinamiento producto de la Covid 19. Lo mismo ocurrió en varias
municipalidades del país y otros servicios públicos y privados que ante la
incertidumbre nuevamente optaron por cortar el hilo por lo más delgado, en vez
de buscar alternativas factibles y reales de seguir contribuyendo al desarrollo
de cultura Activa en la sociedad, en tiempos donde mas se hacia necesario.
En este mismo sentido se dio a
conocer la disminución presupuestaria del Ministerio y lo propio en otras
entidades públicas, supuestamente responsables de sostener la actividad, desde
el entendimiento, compresión y compromiso con sus atributos positivos para la
comunidad.
Al instalarse el primer semestre
de la pandemia, se comenzó de forma muy sutil a solicitar flexibilidad para la
realización de AF y Deportiva de forma presencial, incitada principalmente por
la industria del deporte y la AF y el futbol profesional, sin pesar de forma
consistente fundamentaciones científicas y académicas sobre la necesidad del
retorno a la practica sistemática.
Esto dio pie a
que las medidas de apertura se fueran construyendo (hasta la fecha) de forma
reactiva a las demandas espontaneas y demandas organizadas de grupos
específicos con capacidad de influencia, beneficiando principalmente con estas
medidas adoptadas solo a grupos específicos, donde ha primado la condición
social como principal posibilitador para retomar esta actividad, aunque el
discurso diga lo contrario.
Al cabo de un
año, nos encontramos en vigencia con escazas “políticas”, que más bien son enunciados
generales para aquellos que las quieran y puedan realizar, y que siguen este
mismo camino de grandes titulares (y quizás tampoco tan grandes) pero muy poco
de sustancial, como la mediatizada “Franja horaria Elige Vivir Sano” para
comunas en cuarentena, la cual hace pocas semanas extendió su horario hasta las
10:00 hrs (anteriormente era hasta 8:30). Esta medida, la cual esta pensada para comunas o barrios
que cuentan con sectores aptos para la realización de AF y Deportes de forma
segura y cercana a los lugares de residencia, pensada además para adultos que
tengan la condición de tener flexibilidad laboral pudiendo trabajar a distancia
en cuarentena ( un 18% de los trabajadores lo pudo realizar según el INE hasta
enero del 2021) o tiempos desplazamiento a sus trabajos no menores a 30 min y
claramente una medida inviable para niñas, niños y adolescentes. Mismos criterios son los utilizados para la recién
anunciada apertura “Postulada”, de recintos deportivos abiertos públicos y
privados, medida de gestión ministerial
que se presentan con gran pompa, como gran acción que pone en valor la práctica
de AF y Deporte, pero que en sentido real no hacen mas que seguir generando
condiciones para aquellos que ya tienen las posibilidades de realizar estas
actividades, ya sea porque viven en comunas “top” con parques públicos,
ciclovías y recintos deportivos de primer nivel, con equipos con las condiciones de gestión para poder
implementar su funcionamiento, contando con el personal requerido, pagado de
los altos valores que significan para
los usuarios su utilización.
El Ministerio del
Deporte debiese ser el ente que promueva y se responsabilice de la puesta en valor del
deporte y la AF y por tanto de validar
la importancia social de estas actividades, pero no solo desde lo discursivo,
cuestión que también esta a lo menos en discusión, si no que principalmente con capacidad de incidencia
real, oportuna y coherente con lo manifestado en el principal herramienta de
gestión de la política pública nacional de deportes y AF, que es la política
Nacional de AF y Deportes 2016 -2025, la cual presenta como gran valor para
esta expresión sociocultural, una perspectiva de derecho para todas y todos y
no de forma segmentada como se ha realizado hasta la fecha.
Bajo este
enfoque se esperaba que la gestión ministerial tomara medidas que fueran en
esta dirección, dentro de las cuales podemos mencionar algunas:
A lo menos sostener
todos los programas impartidos de forma directa por el ind, focalizando en
comunidades o grupos de interés donde más afectación a la salud física, social,
emocional y mental han sufrido producto
de la pandemia.
Orientar a
otras entidades publicas y sobre todo a las municipalidades a hacer lo propio
con sus programas. Si bien no hay injerencia presupuestaria y de gestión entre
estos niveles de la administración pública, a lo menos seria un espaldarazo
para la actividad, fijando su necesidad de priorización por parte de la
Institucionalidad rectora a nivel nacional de la actividad física y deportiva.
Diferenciar por
un lado programas deportivos dirigidos, planificado y sistemáticos, los cuales
pueden asegurar el cumplimiento de protocolos preventivos estrictos en contexto
de emergencia sanitaria, dando continuidad incluso en periodos de cuarentena. Y
por otro, la práctica de actividad física y deporte espontaneo, principalmente
el colectivo, el cual no resiste ningún control efectivo, solamente limitándose
a la declaración simple de no contar con síntomas. Vale decir también que en el primer caso es
totalmente factible promover la participación regular de niñas, niños y
adolescentes, los grandes olvidados de las políticas de Estado en materia
Deportiva y en muchas otras áreas, no solo en este contexto de pandemia.
Por supuesto
una franja horaria familiar, que ponga en énfasis la participación de niñas,
niños y jóvenes, con la exigencia a todas las comunas de definir cierre de
calles que den seguridad y condiciones mínimas para el desarrollo seguro de prácticas
activas, considerando a demás la presencia de monitores que motiven, orienten y
desarrollen un uso del espacio con las medidas de seguridad sanitaria
necesarias para la practica segura.
La Gestión
Deportiva publica, más aún la ministerial, no puede basarse solo en titulares,
debe abordar de forma efectiva y eficiente medidas que permitan desarrollar la
política publica de forma real y no solo desde la mediatización de ideas
generales, las cuales a la fecha no logran plasmar la importancia que la
actividad deportiva y la actividad física tienen para nuestra sociedad.
Sin duda el
problema también es estructural, pasando
por el centralismo teórico en la toma de
definiciones, también por el entendimiento de esta área de desarrollo humano mas
bien como un servicio o bien de consumo por gran parte de la institucionalidad
y quienes la ejercen, entre otras tantas, pero también es debido a la incapacidad
propia de un ministerio que es liderado por una abogada, SEREMIS y direcciones
regionales que en su mayoría están en manos de profesionales sin vinculación al
área, lo cual dificulta aun mas el entendimiento de la total dimensión y
relevancia del deporte y actividad física para el desarrollo integral del ser
humano y la sociedad, mas aun en este contexto.
Anibal Lautaro Olea Aedo
Mg Gestión Deportiva
Profesor Educación Física
Comentarios
En relación con las políticas públicas en función de la actividad física y el deporte, las decisiones tomadas son al menos cuestionables. El rol que ejerce el estado como promotor de la actividad física y el deporte ligados no solo a la salud física sino principalmente a la mental en tiempos realmente complejos me parecen en ocasiones inconsistentes.
Lamentablemente solo las instituciones que tienen acceso a mayores recursos económicos y por ende mayores posibilidades de implementar protocolos han logrado medianamente funcionar en esta pandemia.
Una gran cantidad de deportistas y todos y todas quienes trabajamos ligados al deporte nos hemos visto obligados a potenciar nuestra habilidad de adaptación, lo que ha supuesto sin duda un reto importante, no obstante, se genera una sensación de desprotección y profunda molestia con las autoridades. Hace unos días un atleta con quien trabajo me comentaba lo incomprensible que le parecía la última medida que la ministra presentaba donde solo podían asistir 5 personas en un espacio abierto como una pista atlética en un estadio. Otros ejemplos son aquellos deportes donde el contacto “estrecho” entre personas es mínimo como el ciclismo en todas sus variantes, parte importante de las pruebas de atletismo o incluso el tenis que recién en el último tiempo ha sido permitido.
Otro elemento son las diferencias que generarán en aquellos deportistas de alto rendimiento que vieron interrumpidos sus procesos por muchos meses, mientras en otros países incluso de Sudamérica los deportistas han mantenido su preparación, siguiendo las medidas correspondientes. Si a estos elementos sumamos entre otras variables que en la mayoría de los entornos donde la práctica deportiva cumple un fuerte rol social no existen las instalaciones y/o espacios, difícilmente las personas podrían contar con los requerimientos planteados por el gobierno.
Otro elemento que no se ha tenido en consideración es la centralización de las decisiones, borrando de plano las diferencias en un territorio tan disímil como el chileno. Particularmente por mi trabajo dialogando con un entrenador en la región de Aysén, me comentaba como anécdota que estuvo al borde de una lesión, ya que al intentar simplemente trotar en la banda horaria el frio había congelado el camino por lo que se tornaba realmente peligroso realizar alguna actividad física en ese horario especialmente con la llegada del invierno.
Sin duda la pandemia afecta a la mayoría de la población y es necesario mantener las medidas de autocuidado para que tanto deportistas como quienes trabajamos en este mundo nos protejamos, pero a tener presente la mayoría de los deportistas que se encuentran en un nivel de competencia elevado o en la elite se caracterizan por su disciplina, ya que sin ella difícilmente podrían competir en esos niveles, por lo que probablemente en su mayoría estarían dispuestos a seguir protocolos incluso más estrictos si les facilitasen los apoyos necesarios.
La salud mental de las personas y en particular de los deportistas y trabajadores del deporte creo esta constantemente puesta a prueba, situación que se agudiza en un contexto de pandemia. Siento cada vez toma mayor importancia por lo cual es clave cuenten con los apoyos pertinentes.