El desarrollo deportivo en Chile ha estado condicionado por múltiples factores, donde podemos mencionar la subvaloración del Estado a esta actividad por muchos años, menosprecio o desconocimiento de los beneficios que puede genera, la priorización de recursos para otras dimensiones de la gestión pública, profunda desigualdad social en el acceso a la participación deportiva, graves problemas de infraestructura, centralización de la inversión, etc.entre muchas otras. Las problemáticas mencionadas y otras, tienen como origen común la configuración de un Estado Subsidiario, el cual delega la responsabilidad de esta actividad, como otras de interés y necesidad humana, al rol y capacidad de los privados de poder ejercerla.
Podemos ser críticos o no al modelo de desarrollo socioeconómico que el Estado ha configurado, como también a la forma de instalación de este modelo y sin duda encontraremos a lo menos dos posiciones fuertemente contrapuestas. Sin embargo el resultado que ha obtenido la implementación de este modelo no ha sido positiva en la gran mayoría de sus dimensiones y tampoco en lo deportivo. Como antecedente cuantitativo podemos considerar el número o porcentaje de participantes en torneos federados internacionales en comparación con países con cantidad de población e ingreso per cápita similar, numero de medallas obtenidas, la composición social de aquellos que llegan a estas instancias, también podemos considerar el porcentaje de participación deportiva regular obtenida de los resultados de la última "Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte en Población de 18 años y más", la cual es clarificadora en varios sentidos y que no varía significativamente respecto de las anteriores.
Cuando se le entrega la responsabilidad a las organizaciones deportivas, partimos de la base que cada una de ellas, tiene intereses, herramientas y capacidades, distintas, por lo cual su foco de desarrollo no necesariamente apuntan a un bien u objetivo común. ¿Es entonces posible delegar la responsabilidad del desarrollo deportivo en un universo tan diverso?. Los países que han logrado dar un vuelco positivo en materia deportiva han tomado un camino distinto.
El Estado para desligarse de esta responsabilidad ha construido diversos instrumentos de "Fomento" del Deporte ,el más conocido el FONDEPORTE, el cual es administrado por el IND, fondo concursable que no alcanza a cubrir parte de las necesidades y requerimientos ni del 10% de las organizaciones deportivas nacionales, con fondos por postulación que en promedio alcanzan los cinco millones de pesos, un recurso importante para muchas organizaciones pero que no es suficiente para sus desafíos estructurales o para generar procesos que perduren en cada una de las organizaciones, debido a los tiempos acotados que dura la ejecución de los proyectos, o a la poca probabilidad de que un proyecto sea financiado por más de una oportunidad de forma consecutiva.
Esto en el mejor de los casos, donde existe capacidad de gestión por parte de las organizaciones. Y es aquí donde aparece otro problema de magnitud estructural. Las organizaciones deportivas que tienen mayor éxito en sus postulaciones a los fondos concursables son aquellas que tienen mayor formación, mayor nivel de contactos y que se articulan principalmente en las clases medias altas y altas de nuestro país, con ello profundizando aún más las desigualdades sociales, en este ámbito particular, hacia la posibilidad de participación y desarrollo deportiva de las clases populares. Las consecuencias de aquello son nefastas, debido a que las organizaciones que no son suficientemente capaces de gestionar recursos por la vía de la concursabilidad, están sometidas muchas veces a asumir prácticas contradictorias con los principios del deporte, como la venta de alcohol para sus compromisos económicos, al clientelismo político o más más grave aún, a la coaptación de las redes del tráfico.
Entonces ¿ Cuál es el camino al desarrollo deportivo nacional?
Se ha avanzado en algunas dimensiones. La construccion de politicas y planes comunales de deporte debieran definir a traves de la participación de todos los actores territoriales deportivos una propuesta que oriente la inversión pública y privada hacia los desafíos de cada territorio, los cuales deben considerar principios como la Progresión deportiva, garantizando procesos de iniciacion, formacion y proyeccion y alto rendimiento; Democratización y pluralismo en el acceso a la práctica deportiva, sin restricciones de acceso de ningún tipo; Equidad de género, fomentado con principal énfasis la participación de la mujer debido a su menor incidencia actual en la participación deportiva; Derecho Social, garantizando la participación por igual en función del reconocimiento de los beneficios en las múltiples dimensiones del desarrollo humano que genera.
Pero aquello no es suficiente. La legislación debiera definir un porcentaje de inversión pública, a nivel local, provincial, regional y nacional, mínima y obligatoria para cada uno de los ejes de desarrollo deportivo según lo establece la política nacional. Desde los métodos de financiamiento existen otras posibilidades que serán resorte de otras reflexiones.
Desde lo estructural el Estado necesita construir una política que le otorgue la principal responsabilidad a este, que se inserte en la toma de decisiones de las federaciones, no como un ente consultivo o financiero si no como el ente que articule el sentido estratégico de las acciones que generen estas entidades nacionales y de estas hacia abajo, respetando todos los principios antes mencionados. Las organizaciones sociales son fundamentales en este proceso, pero por ello no pueden cargar con el peso de la responsabilidad que le corresponde asumir al Estado, estas deben ser colaboradores protagónicos, dinamizadores de la participación deportiva.
Anibal Lautaro Olea Aedo
Profesor de Educacion Fisica
Mg Gestion Deportiva
Esto en el mejor de los casos, donde existe capacidad de gestión por parte de las organizaciones. Y es aquí donde aparece otro problema de magnitud estructural. Las organizaciones deportivas que tienen mayor éxito en sus postulaciones a los fondos concursables son aquellas que tienen mayor formación, mayor nivel de contactos y que se articulan principalmente en las clases medias altas y altas de nuestro país, con ello profundizando aún más las desigualdades sociales, en este ámbito particular, hacia la posibilidad de participación y desarrollo deportiva de las clases populares. Las consecuencias de aquello son nefastas, debido a que las organizaciones que no son suficientemente capaces de gestionar recursos por la vía de la concursabilidad, están sometidas muchas veces a asumir prácticas contradictorias con los principios del deporte, como la venta de alcohol para sus compromisos económicos, al clientelismo político o más más grave aún, a la coaptación de las redes del tráfico.
Entonces ¿ Cuál es el camino al desarrollo deportivo nacional?
Se ha avanzado en algunas dimensiones. La construccion de politicas y planes comunales de deporte debieran definir a traves de la participación de todos los actores territoriales deportivos una propuesta que oriente la inversión pública y privada hacia los desafíos de cada territorio, los cuales deben considerar principios como la Progresión deportiva, garantizando procesos de iniciacion, formacion y proyeccion y alto rendimiento; Democratización y pluralismo en el acceso a la práctica deportiva, sin restricciones de acceso de ningún tipo; Equidad de género, fomentado con principal énfasis la participación de la mujer debido a su menor incidencia actual en la participación deportiva; Derecho Social, garantizando la participación por igual en función del reconocimiento de los beneficios en las múltiples dimensiones del desarrollo humano que genera.
Pero aquello no es suficiente. La legislación debiera definir un porcentaje de inversión pública, a nivel local, provincial, regional y nacional, mínima y obligatoria para cada uno de los ejes de desarrollo deportivo según lo establece la política nacional. Desde los métodos de financiamiento existen otras posibilidades que serán resorte de otras reflexiones.
Desde lo estructural el Estado necesita construir una política que le otorgue la principal responsabilidad a este, que se inserte en la toma de decisiones de las federaciones, no como un ente consultivo o financiero si no como el ente que articule el sentido estratégico de las acciones que generen estas entidades nacionales y de estas hacia abajo, respetando todos los principios antes mencionados. Las organizaciones sociales son fundamentales en este proceso, pero por ello no pueden cargar con el peso de la responsabilidad que le corresponde asumir al Estado, estas deben ser colaboradores protagónicos, dinamizadores de la participación deportiva.
Anibal Lautaro Olea Aedo
Profesor de Educacion Fisica
Mg Gestion Deportiva
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