Esta reflexión es una opinión, sobre el movimiento social que se desarrolla actualmente en Brasil, con la característica de centrar la argumentación desde la perspectiva deportiva y en particular desde la óptica del Movimiento Olímpico y los valores del olimpismo.
El movimiento social que se ha
manifestado en Brasil, tiene su origen en las desigualdades sociales, las
que se manifiestan en la vulneración de derechos básicos esenciales. Esto
se produce por la instauración a nivel mundial del modo de producción capitalista, y el
sistema neoliberal, el cual envuelve a todos los derechos y las actividades
humanas, transformándolas en bienes de
consumo, por sobre su condición de derecho, y de esto el deporte no se escapa.
En el caso de Brasil en particular,
la movilización se gesta dado el alto nivel de gasto fiscal que el Gobierno
brasileño ha emprendido en relación a los grandes eventos deportivos que se
desarrollaran en el país desde este año hasta el 2016, lo cual a todas luces no
es la prioridad para las grandes mayorías, los cuales manifiestan en un
principio un reclamo por los altos costos del transporte público, pero también demandas estructurales y de fondo, como las exigencias por salud ,
educación de calidad y justicia social.
Los grandes eventos deportivos
que están en marcha en Brasil, han servido de catalizador de las
movilizaciones ya que hoy en día, ellos representan para la gran mayoría del
pueblo brasileño, una limitación de sus derechos, segregación y exclusión. Limitación
de sus derechos, porque el gasto fiscal está focalizado en poder levantar toda
la infraestructura que se necesita para contener las masas de gente que
visitaran el país, en contraposición de las sentidas necesidades de derechos
básicos de los brasileños, desde salud, educación y en muchos casos vivienda y
alimento. Segregación, ya que grandes recursos estatales se han invertido en
restringir y ocultar la visibilidad de las favelas, las cuales contienen las
capas más pobres del país. Y exclusión, debido a la falta de integración del
pueblo a la organización y empoderamiento de lo que deberían ser grandes
fiestas de los pueblos, pero que hoy se limitan a las elites que tienen
capacidad de pago para comprar su
participación.
Sin duda estas circunstancias dan
cuenta de la inexistencia, olvido o limitada injerencia de los valores del
olimpismo, situación que sin duda no es
de responsabilidad absoluta del Gobierno brasileño, sino que en primer lugar de las
organizaciones que establecen las bases y la coordinación internacional para la gestacion de estos eventos deportivos y son ellos los
que deberían defender e instar a
promover con fuerza estos valores.
El deporte hoy en gran medida ha
perdido su vocación de origen, la cual es formar y educar en bases a valores
que permitan o facilitan la integración de los pueblos, la justicia, la
solidaridad y respeto. Hoy se ve un
abandono casi total de los valores del
olimpismo, olvido que es promovido por las organizaciones responsables, como lo es el Comite Olimpico Internacional, la FIFA, entre los mas grandes, tanto por
acción u omisión, ya que se ha dado cabida a una mirada de bien de consumo sobre el deporte ,
propio de la lógica capitalista. Esto lo podemos ver en situaciones donde el
atleta es “robado” por países con gran capacidad económica en desmedro de su país de origen limitando su capacidad
competitiva. El dopaje, tan recurrente
en los últimos tiempos, debido a la presión de los deportistas de mantenerse el
mayor tiempo posible en los primeros lugares de su disciplina a toda costa para
no perder el financiamiento, auspicio y sus herramientas de entrenamiento. La
segregación socioeconómica de los deportes es otra, donde dependiendo de la
capacidad de pago será la posibilidad de desarrollar y competir.
Punto aparte tiene la designación de las sedes de los grandes
eventos, los cuales contemplan como punto de mayor relevancia la capacidad de
solvencia económica de los países ( claro esta que en aspectos macroeconómicos)
que su real contribución al deporte, en
cuanto a la formación de atletas, la formación científica en el ámbito y la
participación masiva de la población en actividades deportivas apropiándose de una cultura nacional
deportiva, como lo es el caso Cubano.
En definitiva, las movilizaciones producidas en Brasil en el contexto de la Copa
Confederaciones, de ninguna manera es en contra del deporte y su desarrollo,
por el contrario es una movilización que reclama, quizás de manera
inconsciente, la restauración y la promoción efectiva de los valores del
olimpismo, donde el pueblo en su conjunto se haga responsable de darle vida a las fiestas
deportivas, donde predomine el valor de la sana
competencia, el respeto e integración de los países económicamente
pequeños, de la igualdad, la solidaridad, compromiso y justicia, ya que estos
son los elementos que realmente representan al deporte en su esencia
natural y por tanto los valores del olimpismo.
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